Mariana — George Sand

La novela se desarrolla en el campo francés, y trata de la emancipación de Mariana, una joven huérfana, dejada a la tutela de su padrino: Pierre André. Mariana hereda las tierras, casa, y propiedades que sus padres le dejaron. Y a pesar de sus limitaciones —como mujer en una época de sumisión y dependencia en el hombre— ella administra su hacienda con mucho tino, embelleciendo, e incrementado el valor de su granja. A nuestros estándares de hoy, la prosa es poética, sentimental, pero muy adecuada a su época. Flaubert declara que al leer la novela varias veces se encontró sollozando de emoción. El amor —entre Mariana y Pierre, azuzado por el pretendiente parisino Felipe Gaucher— se desenvuelve en frente del lector; o más apto sería decir que el lector construye ese amor al reconocer indicios y pistas a los que los protagonistas mismos están ciegos. Además del triángulo amoroso, vemos la parcialidad de una madre —Madame André— que ve con ojos prácticos por la felicidad de su hijo, simbolizando la paciencia, honestidad, y moralidad de su generación. Como si las emociones rutinarias no fueran campo fértil suficiente para la ficción, la autora se las arregla para incrustar deleitantes pasajes sobre la estética de la ciudad y la estética de apreciación del campo. Quien predomina es cuestión de gusto personal, aunque Mariana parece sacar el mejor partido ya que sus opiniones son forjadas en la naturaleza y en lo más profundo del alma aliadas con su Dios. Al final, es emocionante y cargado de titubeos que mantiene al lector en suspenso, y con muchas ganas de saltar a la última página para saber quién gana la mano de Mariana.